El tratamiento se tiene que plantear de forma totalmente individualizada, ya que existen diferentes tipos de trastorno y los síntomas se pueden presentar de manera diferente de una persona a otra.
Las principales alternativas terapéuticas disponibles son el tratamiento psicológico y farmacológico. Ambas no son excluyentes entre sí, todo lo contrario, puesto que un amplísimo porcentaje de personas con un trastorno depresivo se benefician del tratamiento combinado psicológico y farmacológico.
Tratamiento psicológico
La terapia psicológica cognitivo-conductual y, en menor medida, la terapia psicológica interpersonal, han demostrado científicamente su eficacia en el tratamiento a corto y largo plazo de la mayor parte de los trastornos depresivos.
Los objetivos esenciales del tratamiento psicológico:
Cuando se utiliza la palabra “tratamiento” se refiere a un proceso de intervención (en este caso con técnicas psicológicas) dirigido a modificar una condición patológica o desadaptada, para así conseguir mejorar el estado de la persona que la tiene. En base a esta definición, el apoyo, el consejo, el acompañamiento o el hablar, son alternativas que por sí solas, aunque pueden tener su utilidad sobre la persona (por ejemplo, sobre el estado de ánimo), no son tratamientos psicológicos.
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